lunes, 23 de febrero de 2009

Por días como hoy amo el baloncesto.

Hoy, todos los que vivimos de forma especial el deporte de la canasta, nos reafirmamos en ello. Hemos vivido una final digna de la mejor competición. Con todos mis respetos para el resto de deportes (ante todo soy un hombre de deporte, de todos), ninguna especialidad consigue hacer vivir al espectador lo que hoy hemos sentido los que esta tarde estábamos sentados ante la TV viendo el espectáculo de la final de la Copa del Rey entre el TAU y el Unicaja.

No voy a analizar el partido, porque conociendo a la gente que conozco, no me atrevo. Lo que si voy a hacer es ensalzar nuestro deporte como el más intenso y en el que más personas influyen en su desarrollo. Hoy se ha vivido la auténtica fiesta del baloncesto, como si de un homenaje al señor Naismith se tratara. Dos equipos con una calidad envidiable, dos de los mejores entrenadores de la historia de la ACB... y un trío arbitral insuperable, que han hecho un trabajo insuperable y MUY PROFESIONAL porque, como dijo Pepu Hernández, ellos tambien son deportistas.



Pero no se queda ahí la cosa, y es que parecía que el equipo de TVE también se habían querido unir a la fiesta, ofreciéndonos una realización inconmensurable. En mis retinas quedan aún los tiempos muertos en los que podíamos ver y escuchar los comentarios entre el trío arbitral, y los tiempos muertos de ambos entrenadores desechando así los segundos basura hasta que se pone el balón el juego. Hoy TVE nos ha servido en bandeja unos minutos de oro impagables.

Hoy, el baloncesto se lleva un 10. Nuestro baloncesto es el mejor del mundo terrenal (y según como se mire hasta del mundo estelar). Lo triste es que aún así, los telediarios abrieron sus secciones deportivas con los partidos secundarios de la liga de fútbol, pero eso no cambiará nunca...

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