martes, 24 de febrero de 2009

La mancha continúa...

Rafa Sanz y sus historias siguen coleando en el, siempre bravío, ambiente del baloncesto tinerfeño. Tras unas lamentables declaraciones hechas por el preparador cordobés al Diario de Avisos esta semana, en las que ha vuelto a reavivar el sucio ambiente que le rodea, hoy Ventura González -jefe de deportes del periódico EL DIA- ha escrito un comentario saliendo en defensa de su columnista Fernando Llombet.

El club sigue sin decir nada, callando ante la triste y repugnante mancha que Rafa Sanz ha dejado en la entidad. Incomprensible. Pero ante esto me sigue asaltando una gran duda: ¿Acaso hay alguien en el Tenerife Baloncesto que mande más que Rafael Sanz?. Por cierto, espero que anti-violencia haga algo, porque el club le va a dejar a este señor libertad para lo que quiera..

La ignominia a Fernando Llombet

NO PUEDO CALLAR y tampoco quiero hacerlo. Respeté el turno del Tenerife Rural esperando un pronunciamiento. Ayer no hubo reunión del Consejo y la rectificación no se ha producido. Se entiende que el club con su silencio otorga la razón a su entrenador en el insulto a nuestro columnista.

Esta ingenuidad que no me va a abandonar nunca, me pone muy cuesta arriba asimilar que el club al que he admirado tanto, precisamente por la calidad de su gente, se alinee ahora, en un caso tan claro, con la violencia, verbal y física, con el abuso y con la injusticia. No puedo entenderlo. El presidente del Tenerife, al que conozco superficialmente, no es así. Entre los consejeros hay gente como Manolo Gómez que prestigian a cualquier club. Seguro que Manolo no está en esa línea. Fernando lo sabe. Me duele más por gente como él, que me tiene a su disposición siempre. Estará sufriendo ahí dentro, en la asunción de la postura institucional frente a un hecho gravísimo, feo, desagradable y abusador. Una tiranía que ha hecho daño de verdad a una persona ajena a toda esta estúpida rivalidad. Fernando es nauta y tinerfeñista, pero por encima de esa condición, es un señor, un tipo modélico, respetuoso y muy humilde. Su pecado fue, según parece, reclamar un mensaje de ambición desde la posición del entrenador del Tenerife, pedirle que aceptara el desafío de luchar por ser primero, en lugar de conformarse con menos, aunque el presupuesto lo justifique. En el club también creen que eso les genera presión y por tal motivo ven bien que su entrenador, en pleno partido y ante miles de personas, le llame "hijo de p..." (no soy capaz de escribirlo entero).

El insulto del entrenador a Llombet nace de un posicionamiento radical, según el cual no se puede opinar libremente y no se permite hacer una valoración que no esté alineada. Es el pensamiento único. Los verdaderos amigos de los entrenadores en esta Isla son los que les colman de elogios, los que les ríen las gracias, los que sólo les critican por la espalda, los que les predisponen contra todo.

El entrenador y el club (por omisión) han atropellado a la libertad de expresión. Cuando se les pase el calentón de la derrota les dará vergüenza. Supongo.

Fuente: El Día

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